La oxidación es el efecto químico que produce en diferentes metales el contacto del agua con el oxígeno. Entre ellos, es especialmente susceptible el hierro, el material que, a este respecto, sufre una mayor agresión. Sobre todo, en zonas húmedas, los átomos de la humedad se activan adelantando este proceso natural, que de no ser tratado a tiempo con pinturas específicas puede degenerar en un problema de mayor envergadura, como es la corrosión. Una de las características del óxido es su capacidad galopante para extenderse y penetrar en los metales carcomiéndolos y destruyéndolos, por lo que no es aconsejable descuidar su aparición.
La mejor manera de que nuestros objetos metálicos no alcancen los efectos de la corrosión es protegerlos repintándolos con cierta frecuencia con esmaltes de exteriores específicos de alta calidad profesional; pero a veces, nos encontramos con herrajes, puertas, cancelas, vallas o barandas que, por determinadas circunstancias, hemos descuidado o que, sencillamente, hemos heredado en un cambio de vivienda, y que requieren ser intervenidos.
Para estos casos la industria ha logrado desarrollar tratamientos que suponen un avance significativo y cualitativo tanto para la prevención como para su recuperación. Las características de estos productos también otorgan un grado de excelencia decorativa, la pintura para óxido es uno de ellos, un material ultrarresistente a los cambios climáticos, duradero, y de fácil aplicación.
La variedad ofrece diferentes tipos de soluciones según sean las necesidades y la intervención que precise el metal afectado y, cómo no, la terminación que desees. La gama de esmaltes antioxidantes es extensa, entre sus variedades también encontramos en el mercado pinturas de alta calidad de efecto forja o esmaltes como el martelé, que no requieren imprimación, son de secado rápido y ofrecen acabados originales y diferentes.
La tecnología industrial ha creado incluso esmaltes de aplicación directa sobre el óxido, como los antedichos, que permiten pintar sin tener que eliminar previamente el óxido, aunque nuestro consejo es siempre lijar y limpiar con esmero la superficie. Si bien, estas pinturas son recomendables cuando la pieza que se va a tratar tiene la pintura anterior bien adherida. De no ser así, aquí te damos algunos consejos básicos para lograr un resultado profesional.
Herramientas:
-Los esmaltes estándar para óxido se pueden aplicar con brocha, rodillo y aerosol. El resto de utensilios, si la corrosión ya ha hecho efecto, son lijas para hierro, cepillo de alambre, estropajo de aluminio, bayeta, espátula y disolvente.
Cómo proceder en zonas con corrosión:
-Elimina los restos de pintura que estén sueltos y la corrosión utilizando el cepillo de alambre y la espátula. Lija bien la zona y utiliza el estropajo de aluminio posteriormente. A continuación, retira las partículas de polvo con una bayeta mojada en disolvente. Si la pieza está muy dañada es recomendable aplicar una capa de imprimación antioxidante. Y, por último, pinta con la pintura de terminación para óxido siguiendo las recomendaciones del fabricante. El número de capas dependerá del estado de la pieza, pero por lo general con dos manos quedará bien protegida.
En Pinturas El Cerro contamos con los productos más avanzados y de mayor calidad para el tratamiento del óxido y de la corrosión. No necesitas ser un profesional de la pintura para dejar en óptimo estado los metales oxidados de tu hogar. Además, nuestro personal técnico está a disposición de nuestros clientes para ofrecerles el mejor asesoramiento.