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La aparición de humedades en techos, paredes y otras superficies, han sido, históricamente, inherentes a las propias construcciones de las viviendas. Las casas antiguas y poco ventiladas son las más propensas a la aparición de este endémico problema. Las causas más frecuentes suelen ser por CAPILARIDAD, sobre todo en zonas como sótanos y garajes subterráneos; por FILTRACIÓN, cuando el origen se localiza en un mal aislamiento exterior, o por CONDENSACIÓN, originadas, principalmente, por el vapor y por la falta de ventilación en cocinas y cuartos de baños. Pero la evidencia nos dice que de esta incómoda eventualidad doméstica tampoco se escapan viviendas de reciente construcción que, a priori, deberían estar a salvo: un revestimiento exterior de mala calidad o una inadecuada terminación de los muros exteriores o de la solería de las azoteas, se convierten en factores susceptibles a las filtraciones por lluvias.
Si bien, sea cual sea el origen no dejan de ser un inconveniente, y no sólo estético, sino también de salubridad, dado que las humedades no resueltas producen hongos, moho y malos olores que afecta a nuestro sistema respiratorio si convivimos estrechamente y por largos periodos de tiempo con ellas.
Cómo solucionar las filtraciones:
El primer paso, es localizar el origen de la filtración, si procede del exterior (muros y azotea) el seguro comunitario del edificio debe hacerse cargo de su reparación, lo mismo ocurre si se trata de una casa particular. Pero si no contamos con este servicio, la solución pasa por contratar profesionales especializados que traten y erradiquen eficazmente y con garantías las causas que la provocaron. Las empresas especializadas cuentan con mecanismos y estructuras que facilitan el acceso a zonas complejas del edificio a las que nosotros no llegamos...
Pero hoy, por ser las más frecuentes, nos centramos en las humedades por filtración procedentes del mal estado de nuestras azoteas y cubiertas transitables y, por lo tanto, accesibles, ya que su reparación está al alcance de nuestras propias manos. Vamos a ello.
Estos son los pasos para su impermeabilización:
-Limpia bien el suelo con un producto antiverdinas, retira toda la suciedad acumulada hasta dejar la superficie saneada. Con espátulas y con un buen cepillo conseguirás arrancar todo el sobrante.
-Deja que el producto seque bien y barre posteriormente la solería con esmero, tapa con un mortero o emplaste para exteriores las fisuras y agujeros que el desgaste y el paso del tiempo haya ocasionado. Suelen ser cavidades por las que se cuelan las lluvias.
-Aplica una capa de pintura impermeabilizante del color que hayas elegido previamente con rodillo y con brocha para los recortes de rincones y perfiles. Una vez seca, aplica otra capa abarcando una medida que puedas controlar para poner en marcha el siguiente paso: coloca, aprovechando la adherencia de la pintura, una malla de fibra de vidrio y, sobre la misma, vuelve a aplicar una capa para fijar la malla. Sigue este procedimiento en toda la azotea.
-Deja secar un día (o el tiempo que recomiende el fabricante). Y ya sólo queda darle dos manos de terminación, con su correspondiente tiempo de secado entre capa y capa. Existen numerosos tipos de pinturas con propiedades que certifican su rendimiento. Si bien, los más utilizados son los revestimientos de caucho acrílicos (reforzados o no con fibra).
-Si quieres conseguir un acabado de garantía cruza las capas de pintura. Así conseguirás mejorar su elasticidad.
Por último, aprovecha para darle un repintado a los muros con un revestimiento de exteriores. Tu azotea quedará como nueva y con una resistencia garantizada para recibir a las peores lluvias.
En Pinturas El Cerro contamos con todos los materiales necesarios. Nuestra empresa está en la vanguardia del mundo de las pinturas y contamos con las mejores marcas para darle solución a tus problemas. Pero recuerda: si pintas, hazlo con paciencia y sigue las indicaciones de los fabricantes y de nuestros técnicos y asesores.